Los orígenes del lanzamiento de jabalina

El cine muchas veces sirve como disparador para echar un vistazo a la historia y encontrarse con sorpresas.  Es probable que antes de los estrenos de Troya y 300 poca gente conociera el armamento militar de los griegos. Lo cierto es que lejos de pretender realizar una crítica cinematográfica, ambas películas reflejan con gran veracidad tanto el diseño como el manejo de sus armas. Y es que lo que para nosotros hoy es un deporte, para ellos hace más de dos mil años era un método de supervivencia.

La frase «Eetam eepitás», cuya traducción literaria significa «con ésto o sobre eso» y que en la película 300 se menciona como «vuelve con el escudo o encima de él», no es para nada una metáfora. La formación de un soldado espartano se basaba principalmente en el desarrollo físico. Y si bien es cierto que el aspecto intelectual también era considerado, resulta notorio el hincapié colocado en el desarrollo de la fuerza y la destreza.

Además del escudo y la espada corta, sumamente útil para el combate a corta distancia, los griegos contaban en su arsenal con un arma certera y mortífera: la jabalina. Empleada también en la lucha cuerpo a cuerpo, la jabalina resultaba útil para acabar con un enemigo ubicado a cierta distancia. Debido a eso, los soldados debían contar con altos grados de fuerza y precisión.

Para el entrenamiento del lanzamiento de jabalina los griegos solían realizar competencias de distancia y puntería. Por desgracia se han perdido casi todos los registros de aquellos tiempos, y es muy poca la información que ha subsistido hasta nuestros días. Sin embargo sabemos que las jabalinas empleadas en las competencias poseían un encordado al igual que las jabalinas actuales. Y no sólo eso, contaban además con una suerte de anillo ubicado al final del encordado, para que el lanzador pudiera pasar su dedo índice por él e inyectarle mayor fuerza al lanzamiento.

El actualidad el lazo ha sido suprimido y el encordado ha sido movido del centro de gravedad de la jabalina para provocar una caída prematura. Aun así las marcas siguen en ascenso, y es probable que muy pronto haya que volver a introducir modificaciones reglamentarias para el lanzamiento.

Junto al lanzamiento del disco, el lanzamiento de la jabalina supera la prueba del tiempo y debuta en los Juegos Olímpicos de 1896 en Atenas para continuar hasta nuestros días. Su principal estrella es sin dudas el lanzador checho Jan Zelezny, 3 veces campeón del mundo y 3 veces campeón olímpico. Su increíble marca de 98,48 metros con la vieja jabalina suena inverosímil. Les dejo un video para que disfruten.

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Lanzamiento de jabalina: La importancia de la posición de fuerza

La posición de fuerza es aquella posición que permite el máximo aprovechamiento de la fuerza y la velocidad que el lanzador ha conseguido durante las fases previas al saque. Todos los lanzamientos tienen un posición de fuerza, y todas las técnicas apuntan a llegar en las mejores condiciones a esa posición. Para los entrenadores de atletismo, este concepto no necesita demasiada explicación. Para los novatos, resulta útil destacar que se trata, ni más ni menos, del instante previo al saque propiamente dicho del implemento.

En lanzamientos tales como bala (peso), martillo o incluso disco, la posición de fuerza es sumamente importante dentro del esquema técnico. No es posible lograr un buen lanzamiento si la posición es deficiente y el lanzador aún no ha conseguido interiorizarla. Sin embargo, la metodología puede continuar aunque dicha posición todavía se encuentre en pañales. Tomemos el ejemplo del lanzamiento del disco: yo puedo enseñar los balanceos y los giros y no es imprescindible que la posición de fuerza se halle totalmente dominada. Es más, muchas correcciones vendrán incluso después de haber realizado la técnica completa.

Desde mi experiencia en el campo enseñando atletismo, el lanzamiento de jabalina es una excepción muy clara. Pero antes de continuar, hagamos un breve repaso de las fases que componen el lanzamiento. En jabalina podemos observar dos instancias: la primera, de carácter cíclico, donde el atleta realiza su carrera de aproximación llevando el implemento por sobre el plano de los hombros, y la segunda, de carácter acíclico, compuesta por los pases especiales, el saque y la inversión de pies. Es en esta segunda instancia donde debemos poner nuestra atención. Pensemos que la posición de fuerza es aquella posición que el lanzador adquiere tras el último paso de los pases especiales, momento previo al saque. Estos pasos especiales no son sencillos de realizar. Requieren de mucha coordinación, fuerza y flexibilidad. Realizarlos de modo inapropiado no sólo altera el gesto técnico, sino que termina forzando al deportista a adoptar posturas incorrectas.

Teniendo en cuenta lo expresado anteriormente, siempre aconsejo a mis estudiantes de profesorado hacer mucho hincapié en el lanzamiento a pie firme, repitiendo una y otra vez el gesto del saque desde una correcta posición de fuerza. El lanzamiento de jabalina, por sus características técnicas, requiere de grandes dotes de movilidad articular que el lanzador no suele tener al principio. Y debido a que la coordinación tiene gran participación, resulta beneficioso achicar la exigencia, centrándose exclusivamente en el trabajo desde la posición de fuerza.

Una vez que la posición de fuerza ha sido fijada y el lanzamiento a pie firme se logra sin dificultad, entonces el entrenador puede avanzar un poco más, incorporando suaves y ligeras carreras de aproximación el línea recta, olvidándose por un momento de los pasos especiales. Es preferible que en los primeros torneos donde nuestros alumnos compitan se presenten lanzando a pie firme con una buena técnica, y no haciendo una burda imitación de un lanzamiento. Con la idea de que la velocidad ayuda (que de hecho lo hace, pero sólo si la técnica esta bien hecha), me canso de ver chicos tomando veinte metros de carrera para lanzar y hacer otros veinte, cuando veinte metros es una distancia relativamente sencilla para un joven con una correcta posición de fuerza.