Torneos «Buenos Aires La Provincia» (Torneos Bonaerenses…para los amigos)

El artículo de hoy tiene una connotación especial. Los reformados «Torneos Juveniles Bonaerenses», que anualmente se celebran en la provincia de Buenos Aires, han tenido para mí un especial significado. En primer lugar, me han quitado todo el mes de septiembre y gracias a ello casi no he tenido tiempo para atender el blog.  Puesta sobre la mesa la excusa que explica mi ausencia, quisiera contarles el segundo motivo.

Los Torneos Bonaerenses han servido, desde la teoría, para que cientos de chicos de entre 13 y 18 años puedan participar en un deporte y vivir la esperanza del ansiado final en Mar del Plata, excepto, claro está, para lo que ya viven en Mar del Plata. Pero esta esperanza termina disolviéndose en la nada. O lo que es peor, en el triste y lamentable tinte con que muchos «docentes» de educación física terminar por colorear a estos Juegos.

Otro día voy a quejarme de la organización, los réditos políticos y el desvío de fondos. Hoy quiero hablar de los docentes que olvidan su función y terminan a golpes de puño en los partidos, de los docentes que olvidan la ética y falsifican documentos, de los docentes que pierden el timón, la cordura y los estribos cuando le dicen a un chico «entrá y dale en la canilla». Hoy quiero hablar de esos docentes que no merecen llevar el mismo título de quienes, verdaderamente comprometidos con su vocación, muchas veces trabajan más de la cuenta y no para sacar una medalla, sino para enseñarles a sus alumnos que la grandeza no está en la victoria, sino en la lucha misma.

La gente de Puerto Rico, Guatemala, México, Chile o incluso de ciudades argentinas bastante alejadas de Buenos Aires quizá nunca escucharon hablar de una localidad conocida como Lomas de Zamora. A toda esa gente me gustaría contarles que aquí convergue un grupo de profesores dedicados al atletismo, que se alegra frente a la victoria del otro y comparte los triunfos, que nunca se piden un documento ni esperan el momento oportuno para «colar» a un atleta de otra categoría. Un grupo de docentes que se ayuda mutuamente prestándose libros, videos y apuntes, haciéndose correcciones mutuas y viajando siempre en grupo.

Me parece que éste es el objetivo de la educación en general, y de la educación física en especial. Si sabemos que la gran mayoría de nuestros alumnos no seguirá compitiendo después de terminar la escuela secundaria ¿por qué ganar un torneo se vuelve una cuestión de vida o muerte? ¿Todavía no entendimos que somos simplemente una parte, un momento, un instante en la vida de nuestros alumnos?  Quizá sea mejor ayudar a fomentar otros valores, que de seguro van a ser más importantes en la vida que un partido.

Este es el segundo motivo. Aún queda la final de Mar del Plata pendiente, pero tanto en la etapa zonal como regional he tenido la suerte de encontrarme con profesores comprometidos con su profesión, ligados fuertemente a la práctica de la enseñanza. Espero que a partir de la próxima semana pueda volver a la continuidad y seguir ofreciendo a todos los artículos sobre entrenamiento deportivo que tanto desean. Mucha suerte y hasta pronto.