La transición aeróbica – anaeróbica

Para toda actividad o ejercicio, desde tocar el piano hasta jugar un partido de básquet, se necesita energía. Esa energía proviene de la ruptura de una molécula conocida como ATP. El ATP puede ser sintetizado a través de varios mecanismos, conocidos como sistemas energéticos, los cuales pueden ser agrupados según el siguiente criterio:

Sistemas aeróbicos:

  • Oxidativo

Sistemas anaeróbicos

  • Fosfágenos
  • Glucólisis

Esto significa que si entendemos la transición aeróbica – anaeróbica, estaremos comprendiendo, a su vez, la transición entre los distintos sistemás energéticos.

La transición estará determinada por dos variables: la intensidad y la duración del trabajo. A su vez, estas variables se relacionan entre sí, como veremos a continuación. Teniendo presente la variable «intensidad», la síntesis es la siguiente:

  1. En reposo, hay mayor participación del sistema aeróbico
  2. A medida que la intensidad del ejercicio aumenta, los sistemas empiezan a equipararse
  3. Cuando la intensidad es muy alta y pasa cierto umbral, comienza el predominio del sistema anaeróbico
  4. Por lo tanto, a mayor intensidad, mayor participación del sistema anaeróbico

Ahora, teniendo presente la variable «duración», la síntesis es la siguiente:

  1. Cuando la intesidad es media y el trabajo no supera los 30-35 minutos, hay una participación compartida de ambos sistemas.
  2. Con una intensidad media o baja y una duración superior a los 30-35 minutos, aparece un predominio del sistema aeróbico
  3. Por lo tanto, a mayor duración, mayor participación del sistema aeróbico.

Es importante entender que este es un análisis muy esquemático de la transición aeróbica – anaeróbica. Para algunos resultará muy básico, y para otros estará falto de detalles. Pero lo fundamental es entender el concepto de la transición entre los dos sistemas, y que en esencia no es otra cosa más que lo expuesto en los últimos puntos de cada variable.

-Para saber más: «Fisiología del ejercicio», Chicharro y Vaquero

Aeróbico y anaeróbico

El ejercicio aeróbico es aquel que se realiza en presencia de oxígeno, mientras que el anaeróbico se realiza en ausencia del mismo. Este es el tipo de afirmaciones por las cuales la gente termina odiando a los entrenadores. Es que uno se pregunta ¿qué quiere decir con eso de “sin oxígeno”? La frase carece de sentido, y es porque el oxígeno se necesita para todo, salvo que a veces no es suficiente. Pero esto tampoco termina por aclarar algo tan sencillo, asi que vamos a un ejemplo.

El cuerpo humano es como un auto que funciona tanto a gas como a nafta. El gas es más económico, así que existe una tendencia natural a usarlo. Pero el gas no tiene la potencia que sólo la nafta puede entregar en situaciones extremas. Obviamente el gas es más barato y se pueden cubrir mucho más kilómetros con él, pero nunca una distancia corta en el tiempo que lo haría si estuviera funcionando a nafta.

Bueno, he aquí un concepto clave: el sistema anaeróbico funciona a nafta, y el aeróbico a gas.

Frente a actividades breves y explosivas, donde se requiere de altos índices de fuerza y una gran velocidad, solamente el sistema de los fosfágenos puede entregar la energía necesaria. En otras palabras, el trabajo es anaeróbico porque se realizó a expensas de un sistema que trabaja sin oxígeno. Trabajar sin oxígeno es caro, y la deuda que se paga es muy alta.

Cuanto el trabajo es de baja o mediana intensidad, sostenido en el tiempo y sin una gran demanda sobre el sistema nervioso, la glucólisis lenta y el sistema oxidativo son los encargados de proveer energía barata y abundante. En otras palabras, el trabajo es aeróbico porque se realizó a expensas de un sistema que funciona cuando hay oxígeno. Trabajar con oxígeno es más barato.

Existe una subdivisión dentro del trabajo anaeróbico que separa lo “láctico” de lo “aláctico”, pero que escapa a los propósitos del artículo. En un futuro no muy lejano prometo hablarles de ese tema.